Perdido en un encuentro.

Ni siquiera la musa se aparece para darle vida a esto. Aburre al escritor y al momento. Ya ha perdido la fuerza o que la fuerza nunca estuvo. Casos posibles de la imposibilidad completa. Con voz grave seguiremos, para dar tono de seriedad. O para parecer que queremos ser escuchados. Se perdió el mundo, porque no estaba firme en el firmamento.

Alma que sabe, no es precisa. No actualiza su criterio, permanece en la lluvia. Algo brilla y quiere saber el qué, aunque no lo pueda ver en con sus ojos, ya que pertenece a ellos. El espejo contará la verdad o, al menos, contará contigo. No fallará porque la física no lo permite. Por mucho que sea destruido, siempre habrá una parte que refleje el sentido que se busca.

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Canciones [7 de 7]: Círculo completo.

Ya está. No queda nada… No queda absolutamente nada dentro de mi. Me queman las yemas de los dedos, no me da para escribir durante mucho más tiempo. La vista empieza a fallarme por A, por B o por C. Tantas horas aquí han sido mortales más que sanadoras. Ha llegado la hora de decir ‘se acabó’. Creo que he llegado a fustigarme todo lo posible, todo lo necesario para que ahora continúe y vuelva al hogar. Descansar y mañana será otro día. Pero sé que esto volverá a ocurrir. Mañana volverá a ser lunes y comenzará de nuevo este círculo vicioso. Este círculo del que no salgo, cual caballo cegado y atado a ese poste que sólo me permite girar y girar. El reloj siempre vuelve al mismo sitio al final del día. Los motores vuelven a apagarse. Los escenarios se desmontan. El mentiroso deja de mentir. El guardabosques vuelve a casa ya que no hay alto riesgo de incendio. Las farolas del pueblo vuelven a desconectar para recargar energía gracias a sus paneles solares. Y uno vuelve a despertarse con la alarma del día con las fuerzas recuperadas de un ligero descanso entre sábanas. Comienza otra vez el círculo. Porque no hay día que no escuche el verbo ‘volver’, ‘reintentar’ o ‘seguir’. No me molestan, los agradezco. Pero ¿por qué por donde quiere el mundo? ¿Por qué obligáis a las almas libres a que sigan entre formas redondas a andar sin sentido? ¿Por qué queréis que sigamos pastando en un camino ya desgastado por nuestro paso donde no hay nada del que alimentarse? ¿Por qué hago estas preguntas que no obtendrán respuesta? Porque sé que no volverán a ser las mismas una vez leídas de nuevo. Otro sentido acabará teniendo. Otro nuevo camino ha sido elegido. Y otro nuevo momento será vivido. Ya no hay vuelta atrás. Todo ha llegado a su fin. Porque el futuro es ahora y ahora es presente. Ya no hay separación de tiempos. Ahora todo se ha unificado para ser una línea continua infinita. Ahora eres parte del círculo completo. No hay escapatoria. No hay salida. No hay ‘hacerse el muerto’ para ‘escapar del oso’.

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Canciones [1 de 7]: Alguien me ha robado la radio del coche.

La vida no es justa. Lo mismo que no es justo que justamente escriba esto. Hubiera sido más fácil denunciarlo a las autoridades pertinentes, hubiera sido más fácil haber vigilado con más detenimiento mis propios asuntos. No podemos permitir que el mundo luche por nosotros, ni nosotros dejar de luchar por mucho que cueste. Al fin y al cabo, nuestra vida tiene que tener un propósito y nosotros debemos de ponerlo. Tan fácil como poner una ilusión al final del camino. Porque… ¿qué sería de la vida si no hay ilusión? Nada.

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Chimeneas a medianoche.

Puedo empezar a prometer el cielo aunque no sea dueño; puedo prometer el mar aunque no tenga barco; puedo prometer la felicidad aunque sólo pueda proporcionarla y no mantenerla permanentemente; puedo prometer el silencio absoluto pero, sólo cuando esté en mi tumba, mi promesa se cumplirá; o puedo prometer enterrarme a tus pies pero seguiré viendo cómo no me muevo y te alejas poco a poco.

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Una frase inacabable.

“La gente no para de repetirme esa maldita frase, una y otra vez, sin descanso, sin miedo; como si fuera una prueba, un quebradero de cabeza que no deje de pensar lo frágil que son las cosas, lo efímero que puede llegar a ser las situaciones en la vida. Se piensan que yo vivo como ellos, que vivo de frases sin sentido, que no tengo que tener un significado para cada cosa. Son simples y yo complicado. Me gusta pensar, darle vueltas a cualquier asunto, informarme de mi mismo, de lo que soy pasivamente y no conozco de primera mano. Y me alzo o me hundo. Así soy yo. Ya que la verdad puede ser buena o puede ser mala e, incluso, en ambas direcciones. Pero uno tiene más fuerza que el otro, aquel que no se puede controlar, aquel que apaga el sol en un día de verano cualquiera. Uno se hundo solo en su habitación  nadie te puede ayudar, nadie tiene la capacidad de observación para saber que estás mal, sobre todo si has estado practicando durante toda tu vida a esconderlo  a mimetizarlo con tu estado normal Y no se le puede pedir a la gente que conozcan los trucos de los magos, no se les puede pedir comprensión  Pero lo que si se puede es pedir ayuda, aunque se lo considere lo más cobarde. Por mucho miedo que se tenga, es mejor estar arropado por alguien que estar sentado solo en una habitación sin apenas luz brillando en nuestro rostro, sin tener una corriente de aire fresco alrededor. Y eso es lo que te hace no saber nada porque ¿Y si todo esto fuera un sueño?”

La respuesta que nunca sabrás.

Puedes preguntar todas las veces que quieras, puede intentar razonar el por qué de las cosas pero nunca sabrás cuál debió de ser el motivo de verdad, la razón que pasaba por mi cabeza. El por qué de no salir de allí y quedarme. De mirar atrás un segundo, comprender y darme cuenta de que tuve razón. Y feliz mirando adelante, mientras el grupo tocaba su última canción. Ya sabía que todo era con pies de cemento, ya sabía que no quería más. Era el momento de partir. No fue una confesión aquello, fue el epílogo de mi discurso. Fueron las últimas palabras para cerrar el libro definitivamente.

¿Qué pasó para que decidiera cerrar el libro? Que sabía que seguía vivo, que había libros en mi estantería, que podía escribir nuevos libros, que mi tinta no se había secado y mi papel tenía sed. ¿Por qué hice aquello? Porque lo sentía de verdad, porque las emociones que me influyeron eran verdaderas. Porque entendían lo que me cantaban. Porque sabía que el final era búsqueda y destrucción. Porque era sólo una novela de tiempos de guerra, todo era disparos, cañones y gritos de auxilio.

Lo más razonable, lo más sincero de mi salió allí  y murió allí, en ese campo de batalla. Fue cuando decidí tirarme al suelo y dejar que mi alma dejara su parte terrenal, mi cuerpo casi mutilado y volar a otra historia. Y lo hice. Y allí mismo lo supe. Y tú ni siquiera te diste cuenta… a pesar de que ya te habías especializado en ello, que lo sabías todo, que sabías leer el libro, que sabías todos los textos de memoria. Puede que te fallara. Que no supieras leer este idioma. Puede que yo fuera el responsable pero tú fuiste el cómplice. Y no hay piedad para el cómplice tampoco.

El daño de las palabras dulces.

Son las 1:35 AM. No tienes sueño, no tienes ganas de hacer nada pero tienes tiempo de decir, de pensar un poquito y plasma alguna que otra cosa que te ronda por la cabeza. No esperes un texto largo, sólo es un pensamiento que tengo desde hace unas semanas y no quiero ni darle importancia ni darle un texto largo que no se merece. Vamos a ver que escribo.

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