El parque cierra al anochecer.

Dicen que hay cosas que no se pueden controlar, por eso de que ni somos magos ni hemos creado magia. Solo podemos inventar ilusiones a través de lo que no somos capaces de entender en un segundo determinado. Algo que nos impide ver el destello de luz es éste mismo… ¿y cómo podremos ver a través? Si lo que nos interesa apreciar siempre estará perdido y encontrado en el mismo instante.

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Perdido en un encuentro.

Ni siquiera la musa se aparece para darle vida a esto. Aburre al escritor y al momento. Ya ha perdido la fuerza o que la fuerza nunca estuvo. Casos posibles de la imposibilidad completa. Con voz grave seguiremos, para dar tono de seriedad. O para parecer que queremos ser escuchados. Se perdió el mundo, porque no estaba firme en el firmamento.

Alma que sabe, no es precisa. No actualiza su criterio, permanece en la lluvia. Algo brilla y quiere saber el qué, aunque no lo pueda ver en con sus ojos, ya que pertenece a ellos. El espejo contará la verdad o, al menos, contará contigo. No fallará porque la física no lo permite. Por mucho que sea destruido, siempre habrá una parte que refleje el sentido que se busca.

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La respuesta que nunca sabrás.

Puedes preguntar todas las veces que quieras, puede intentar razonar el por qué de las cosas pero nunca sabrás cuál debió de ser el motivo de verdad, la razón que pasaba por mi cabeza. El por qué de no salir de allí y quedarme. De mirar atrás un segundo, comprender y darme cuenta de que tuve razón. Y feliz mirando adelante, mientras el grupo tocaba su última canción. Ya sabía que todo era con pies de cemento, ya sabía que no quería más. Era el momento de partir. No fue una confesión aquello, fue el epílogo de mi discurso. Fueron las últimas palabras para cerrar el libro definitivamente.

¿Qué pasó para que decidiera cerrar el libro? Que sabía que seguía vivo, que había libros en mi estantería, que podía escribir nuevos libros, que mi tinta no se había secado y mi papel tenía sed. ¿Por qué hice aquello? Porque lo sentía de verdad, porque las emociones que me influyeron eran verdaderas. Porque entendían lo que me cantaban. Porque sabía que el final era búsqueda y destrucción. Porque era sólo una novela de tiempos de guerra, todo era disparos, cañones y gritos de auxilio.

Lo más razonable, lo más sincero de mi salió allí  y murió allí, en ese campo de batalla. Fue cuando decidí tirarme al suelo y dejar que mi alma dejara su parte terrenal, mi cuerpo casi mutilado y volar a otra historia. Y lo hice. Y allí mismo lo supe. Y tú ni siquiera te diste cuenta… a pesar de que ya te habías especializado en ello, que lo sabías todo, que sabías leer el libro, que sabías todos los textos de memoria. Puede que te fallara. Que no supieras leer este idioma. Puede que yo fuera el responsable pero tú fuiste el cómplice. Y no hay piedad para el cómplice tampoco.

Abrazado por las estatuas de los ángeles

Todo lo que necesita el mundo es amor, ya lo han dicho grandes pensadores, grandes escritores, grandes artistas y grandes personajes de la historia de la humanidad. No es necesario pero es una obligación para nosotros. Buscamos porque pensamos que siempre nos llevará a buen puerto, que nos alegrará y que nunca nos hundirá. Y nos equivocamos. Y no es malo, es experiencia, es conocimiento. Pero seguimos luchando, buscamos y no paramos, no nos cansamos por encontrar a esa persona que hay en el mundo, que decimos que debe de haber en este mundo para nosotros, ¿por qué no lo debe haber?, al menos, algo parecido, algo muy cercano, algo que sea casi perfecto para compartir nuestra vida aunque sea por unas décadas, unos años, unos meses, unos días. Algunos lo encuentran y luchan, otros lo pierden por simple capricho y otros lo buscan pero nunca lo consiguen.

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El daño de las palabras dulces.

Son las 1:35 AM. No tienes sueño, no tienes ganas de hacer nada pero tienes tiempo de decir, de pensar un poquito y plasma alguna que otra cosa que te ronda por la cabeza. No esperes un texto largo, sólo es un pensamiento que tengo desde hace unas semanas y no quiero ni darle importancia ni darle un texto largo que no se merece. Vamos a ver que escribo.

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No hay momento de escribir.

Empiezo a crear una nueva publicación, incluyo título y empiezo a escribir, a dejar que mi imaginación extienda cualquier mínimo detalle que pueda leer en ese título, que llene estos huecos blancos que necesitan letras de esperanza, de amor, de tristeza, de motivación, de algo que pueda dar sentido a algo, a una idea, a un sentimiento o a un gesto. Comienzo a escribir pero no llegan las palabras, quiero creer en algo pero no puedo ni imaginarlo, puede que esté apagado, puede que esté desestabilizado, puede que las mentes insensatas hayan corrompido cualquier texto que pudiera crear en un futuro. Pienso, respiro y recapacito… ¿Qué escribo? ¿Qué quiero expresar en estos momentos? Quiero escribir de tantas cosas, de tantos hechos, de tantas ocasiones pero me veo atascado en un mundo de paradas, de advertencias que mi mente quiere dar a conocer, que avisa de que no será buen momento de escribir eso, de que eso puede ser algo mortífero en manos de los humanos, algo que se puede volver en mi contra y no poder sentir más de lo querido, de lo deseado. Sabiendo que pueden darme arena de desayuno, no puedo esperar a que mis errores sean arreglados después de ser publicados. Por eso, recapacito, pienso y me cuesta escribir.

Puede que últimamente me hayan hecho demasiada objetividad en mis palabras, puede que esté en mi mejor momento y escriba las frases más tristes de mi boca, puede que esté hundido en la miseria, arrastrado a lo oscuro pero mis deseos crecen y sólo quieren expresar las cosas más bonitas que puede escribir este simple mortal. Me cuesta escribir porque antes no se me consideraba algo al que leer para considerar y reflexionar sobre mi mente y mi sentimiento, puede que antes pensara que estas palabras era solo una mera diversión de mentes, textos que creaba, disfrutaba escribiendo y luego viendo cómo la gente sonreía sobre los textos, se peleaban por sus propias interpretaciones y discutían por mi creación. Ahora mis textos son tomados en consideración, mis textos son extrapolados, descifran cualquier mensaje, desactivan cualquier modificación que pueda hacerle. Es increíble la capacidad de asimilar cosas que no tienen que ver pero pueden acertar en cierto modo. Sé que mis textos están basados en mi propia experiencias, sé que puedo modificar recuerdos y crear nuevos eventos pero, al final, siempre son momentos míos… Sentimientos, pensamientos, deseos y latidos del corazón que expreso e intercambio ideas con mis textos.
Creo que no puedo escribir fácilmente en estos momentos de conexión instantánea de personas. Sé que puedo escribir mejor algo que no publicaré a algo que escribo directamente sobre los medios que me permite este servicio. No dejaré que nada apague mis letras, daré todo lo mejor de mi creatividad, avanzo y mejoro con vuestras vidas, con vuestras lecturas. Quiero, deseo y progreso. Son mis palabras para la creación de cualquier texto. ¿Necesitaré ayuda para crear nuevas ideas? Puede que sí, que la necesite. O puede que, en realidad, toda la idea de bloqueo que tengo sea una mera idea frágil que, cuanto me de cuenta de lo que me impide, desaparezca. Sólo quiero volver a escribir como siempre. Imploro a la deidad que quiera apiadarse de esta mente inquieta que libere de las cadenas que están oprimiendo a esta mente. Las ideas quieren fluir pero los conductos están bloqueados. Nunca olvidéis que para ser uno mismo, el ser tiene que estar libre.

Muere como un héroe entre tus propios pensamientos

¿Qué hago? ¿Qué siento? ¿Qué necesito? No lo sé ni yo. La gente a mi alrededor me dice que qué me pasa, que qué piensa esa cabeza, que no se me ve con el resplandor que me caracteriza, que he perdido vida, que he perdido algo, que estoy apagando. Puede que me haya centrado más en lo que me debería de preocupar de verdad, puede que esté haciendo lo que deba pero mi mente no quiere jugar a la vida. Ahora no sé lo que siento, ahora no sé lo que pienso, ahora no sé ni qué quiero.
Tengo ideas, tengo deseos pero no tengo lo que quiero. Quiero hacer, sentir y realizar pensamientos que son imposibles, imposibles para el mundo que quiero mantener, que no quiero perder sólo por un simple sueño. Sigo teniendo el problema de que no se me olvida una simple frase, un simple gesto, una ingenua proposición que parece inocente, de broma, que me lleva de cabeza a flotar en pensamientos.
Ya nada es como antes, el tiempo pasa y yo no me pararé para quejarme, ya me quejé suficiente hace mucho tiempo. Y lo dije. Va a pasar y ha pasado. No pienso llorar por lo que se sienten felices. Me alegraré por ellos y no se me olvidarán, ese es el problema, que siempre los recordaré. Mi memoria no quiere olvidarles y para mi es más que suficiente.
Quiero todo. Dime egoísta por desear algo que me dijiste, llámame tonto por creer que puede existir algo que me llame la atención y nos riamos juntos por la muerte de nuestras caras tristes. Puede que no sepa lo que hago últimamente  Me presiono, me siento confundido y me engancho a lo que puedo. Sólo necesito un nuevo rumbo, un nuevo camino, un nuevo amanecer.