Abrazado por las estatuas de los ángeles

Todo lo que necesita el mundo es amor, ya lo han dicho grandes pensadores, grandes escritores, grandes artistas y grandes personajes de la historia de la humanidad. No es necesario pero es una obligación para nosotros. Buscamos porque pensamos que siempre nos llevará a buen puerto, que nos alegrará y que nunca nos hundirá. Y nos equivocamos. Y no es malo, es experiencia, es conocimiento. Pero seguimos luchando, buscamos y no paramos, no nos cansamos por encontrar a esa persona que hay en el mundo, que decimos que debe de haber en este mundo para nosotros, ¿por qué no lo debe haber?, al menos, algo parecido, algo muy cercano, algo que sea casi perfecto para compartir nuestra vida aunque sea por unas décadas, unos años, unos meses, unos días. Algunos lo encuentran y luchan, otros lo pierden por simple capricho y otros lo buscan pero nunca lo consiguen.

¿Qué hacéis? ¿Hay algo de lo que hacéis que ha mejorado vuestra “triste” y “vacía” vida? Nada. Pensáis que es triste no encontrar a esta persona. Triste es no tener dinero para comer, triste es no tener un techo donde guardar, triste es escuchar a un niño pequeño que tiene hambre día, tarde y noche y escuchar a su madre entre lágrimas ‘espera, nene, hay que ir mañana a comprar’ y que sólo pueda darle un cucharón de arroz y ella aguantando a agua. Triste es ver a niños luchando guerras que no entienden, que han sido manipulados o descuartizados por las guerras de los mayores. ¿Solos? ¿No tenéis familia? ¿No tenéis un padre o una madre que escuchar lo que dice? Algunos pensáis que vuestros padres son aquellas personas que fabrican dinero y comida, ¿alguna vez habéis pensado en conocerlos como persona? Apreciarlos, conocer sus gustos, escuchar sus historias que quieran contar. Nunca, nunca digáis que no a un momento con ellos, es algo que os arrepentiréis cuando no estén y, cuando pase esto y hayáis escuchado y vividos vuestros momentos con ellos, diréis: me acuerdo cuando me dijo, cuando me contó, cuando me abrazó o cuando lloró por mi. Es algo que no perderéis, porque por muy mal que esté la situación, vuestros padres están ahí, y quien dice padres, dicen tíos, abuelos, tutores legales, familia. Amigos. Nunca estáis solos, lo único que no tenéis es alguien con el que sentarse desnudo en frente de la puesta del Sol y llorar por alguien que está ahí siempre.

Puedo ser egoísta en mis palabras, puedo perderme en delirios de tristeza y llantos por algo que he vivido en ambos bandos. Puede que nunca lleguéis al limbo donde puede encontrarse este ser, que habla de todo y de nada a la vez, que quiere ser leído y olvidado al mismo tiempo. Nunca podré deciros que yo quiero ser todo lo que muestro, ya que no necesito todo lo que quiero ni busco todo lo que encuentro. Deseo lo que me haga feliz, deseo lo que me haga falta y sea justo lo que necesito, no lo que me sobra. Quizás busco lo imposible pero posible en el tiempo, en el momento justo y en la situación más delicada. Quizás ahora me encuentre entre una estatua gigantesca de ángeles que me abrazan y no me sueltan, que no gesticulan y no dicen nada. Que esté alzado en sus brazos y me agarren fuertemente, que no me dejen moverme ni un ápice de sus brazos. Que cada vez que te mueves, aprietan más y más. Cuando decaes y estás a punto de dejar de pensar, están ahí, dan calor y te sientes en el mejor sitio del mundo pero se acaba rápido, vuelven a su frío común del mármol.

Sólo te queda pensar, recordar, lo que un día te dijeron: ‘Algún día, uno de nosotros se acercará a ti, te diremos que esto ha acabado, que ya puedes despertar y continuar. será algo malo si no se ha podido hacer nada o será algo bueno si todas las condiciones han sido las perfectas para lo que tú has escrito como felicidad en nuestros pensamientos. Ellos han comenzado ya sus estrategias y nosotros sólo estamos a la espera. Dijiste que sólo querías pensar, no hacer. Se te seguirá al pie de la letra. No podemos hacer nada hasta que se cumpla el tiempo estimado. Suerte en cualquier caso.’

¡Qué puedo decir! ¡qué voy a decir! no quiero hacerle daño, tengo que mentir,
¡Qué puedo decir! ¡qué voy a decir! si no tengo palabras, tengo que mentir.