Elizabeth. [Parte 2 de dependencia a lo que se observe]

Han vallado mi lugar de libertad, ese al que huyo cuando busco un sitio tranquilo o espeluznante. Ya no brilla de la misma forma mientras es de noche, quizás de día se note otro diferente aire. Puedo adivinar que lo han hecho por seguridad, pero ya está destrozado y las señas de advertencia vuelan por el suelo, perdidas entre polvo y piedra. Lo hicieron con prisa, porque la seguridad es de poca importancia. Ni siquiera lo acabaron. Puede que esto sea un acto vandálico de rebeldía contra aquellos que nos quieren poner barreras a lo que queremos decir. Puede que sea un simple poste tirado en el suelo porque no pusieron suficientes tornillos. Siempre yo buscando lo perdido.

Leer más

Elizabeth. [Parte 1 de a saber cuantos]

Es curioso como los humanos nos centramos en una cosa y perdemos el sentido completo de la misma. Queremos finalizar cuanto antes y tener todo el tiempo del mundo… sin problemas, sin complicaciones y conseguir la libertad ansiada por todos. Nos dan la clave y queremos escribir toda la melodía sin ni siquiera pensar en los tiempos. Nos enseñan el camino, pero ni siquiera el lector digital del reproductor puede hacer zona una mínima pista.

Pero seguimos con los ojos vendados, hacia delante. Si pararnos a pensar. Maldito Booker… Siempre con prisas, siempre con tu maldita frase repetitiva; tu trabajo definitivo, tu paso final para el principio de tu vida (otra vez). Pero no lo llegamos a pensar bien… sabemos que no hay mal en nuestras acciones; que queremos demostrar que no hay algo que nos tumbe, que podemos con todo y con todos… y no nos damos cuenta de que, indirectamente, estamos haciendo más daño que ayuda.

Leer más

La habitación de los mil dolores.

Digamos que ahora mismo estoy encerrado en mi habitación. No hay otra forma de decirlo, es de noche, mi obligación es dormir, mi obligación es estar descansado para el día siguiente de más obligaciones, de más deberes de la vida, de más muertes preparadas para cada minuto que no gasto como disfruto, sino como se me obliga.

Leer más

Es imposible no contarlo. [Para todas las edades]

Es imposible no contarlo. Era un día normal entre semana, me disponía a estudiar un tiempo antes de almorzar, por aprovechar el tiempo. Todo transcurría normal, era una mañana tranquila, soleada, las cortinas se balanceaban lentamente con una pequeña brisa que entraba de vez en cuando, que daba un fresco olor a un futuro verano. En un momento de motivación a no estudiar. Me fijé, al fondo de la mesa, cómo brillaba cada dos segundos la luz de notificación del móvil. Había recibido un mensaje. Como mi motivación por no estudiar iba en aumento, estiré el brazo para alcanzar el dispositivo y ver quien me daba la excusa perfecta para no estudiar. Era Dulce. Una gran amiga, una gran compañera de confidencias. Pensaba no contestar, no le di mucha importancia, no podía dedicar mucha atención a otras cosas. Insistió. Abrí los mensajes y empecé a leer.
“Hola enano!!”, “Estás en casa??”, “Es que estoy cerca de tu piso y veo la ventana abierta”, “veeeenga, hazme caso” y “:)” fueron los mensajes. Al verme conectado, seguía insistiendo, por lo que salí por la ventana para comprobar si era verdad. Era ella. Allí estaba, con su maravillosa sonrisa, vociferando cosas malsonantes y obscenas para que le dejara entrar y callarse de una vez por todas. Mi motivación iba en aumento: que le den a los estudios.

Leer más

Es imposible no contarlo. [+18]

ATENCIÓN: Si eres menor de edad, te aconsejo no leer esto, ya que podría darte una mala definición de lo que son los actos sexuales, debes de saber que esto lo tienes que leer bajo tu responsabilidad y no realizar o intentar estas cosas a tu edad. Espera a alguien especial. 🙂

———————————————————————————–

Es imposible no contarlo. Era un día normal entre semana, me disponía a estudiar un tiempo antes de almorzar, por aprovechar el tiempo. Todo transcurría normal, era una mañana tranquila, soleada, las cortinas se balanceaban lentamente con una pequeña brisa que entraba de vez en cuando, que daba un fresco olor a un futuro verano. En un momento de motivación a no estudiar. Me fijé, al fondo de la mesa, cómo brillaba cada dos segundos la luz de notificación del móvil. Había recibido un mensaje. Como mi motivación por no estudiar iba en aumento, estiré el brazo para alcanzar el dispositivo y ver quien me daba la excusa perfecta para no estudiar. Era Dulce. Una gran amiga, una gran compañera de confidencias. Pensaba no contestar, no le di mucha importancia, no podía dedicar mucha atención a otras cosas. Insistió. Abrí los mensajes y empecé a leer.
“Hola enano!!”, “Estás en casa??”, “Es que estoy cerca de tu piso y veo la ventana abierta”, “veeeenga, hazme caso” y “:)” fueron los mensajes. Al verme conectado, seguía insistiendo, por lo que salí por la ventana para comprobar si era verdad. Era ella. Allí estaba, con su maravillosa sonrisa, vociferando cosas malsonantes y obscenas para que le dejara entrar y callarse de una vez por todas. Mi motivación iba en aumento: que le den a los estudios.

Leer más

1920 [extractos]

A veces, me gusta odiarme en silencio. No querer mostrar a nadie cómo en realidad me siento. Es algo que siempre he odiado. Me ha gustado ser fuerte, no mostrar debilidad. El problema es que consiguieron que esto se liberase. Ahora quiero volver a ser esa persona. Mi odio completo es hacia mí. ¿Fui un idiota? Sí. Como no me di cuenta antes… Estaba clarísimo. No puedo quedarme en silencio, mi propia voz suena en mi cabeza diciéndome y recordándome lo estúpido y gilipollas que fui. Mi odio se apodera de mi cuando estoy en calma o en silencio. No puedo irme a dormir en silencio, no puedo quedarme pensando en alguna cosa. Esa voz sólo quiere mi destrucción. Sabias que llegaba el golpe pero no quisiste pararlo… Volver a lo básico, esperar, aguantar cada odio, cada palabra de sufrimiento propio, ya que aquí lo único malo que queda soy yo. Necesito desaparecer pero no hay forma de hacerlo…

Tocado y hundido.

Después de esperar, después de no pensar, vuelvo a lo de siempre, a la rutina, a lo que estaba acostumbrado. A que me dijeran que me merezco lo malo. Aunque eso me reconforta, no me gusta leerlo. Sé que si me desean algo malo es porque estoy haciendo algo bueno que alguna persona no soporta. Estos días de desconexión he estado pensando, reflexionando. Y me han sentado bien. Pero volver para esto me hace querer volver a la desconexión absoluta. Y eso que no lo hice a posta, que por una serie de problemas y coincidencias no pude hacer nada. Jornada de reflexión. Punto de inflexión. Punto de silla.

1920: Prólogo


¿Hola? ¿Hay alguien ahí? Supongo que si… Buenas, eh, tard… di… no lo sé… Sean bienvenidos a este mundo imaginario o no, en este mundo con lo mismo desde el que lees estas palabras pero con el enfoque en el que quizás puedas sentirte reflejado, en el enfoque donde se centran vidas a las que le quedan poca vitalidad debido a los sucesos que han ido ocurriendo durante su paso en este mundo. […] Puede que no te sorprenda este tipo de relatos o dirás que puede ser que eso es normal, que no tiene nada en especial y, yo no te digo que no, pero hay personas que necesitaban contarlo, necesitaban escribirlo y sentirse algo aliviado sobre todo esto.