Mil tonalidades de azul y una sola de verde.

Título raro, ¿verdad? Es curioso lo que lleva este título conmigo, a cuantos textos ha puesto nombre y ninguno ha sido de su gusto, de su agrado. Ha luchado por tener un hueco y creo que este texto tendrá este título su final merecido, el que ha estado buscando.

Una noche, hablaba con un amigo muy especial para mi, hablábamos de cosas normales y cuestionando nuestra existencia. Me dijo que pensara lo siguiente: ¿Y si mi vida, tal como es ahora, todo lo vivido en el último año, hubiera sido un sueño? Que nada de lo que he hecho ha sido de verdad, que todo lo que he conseguido no ha valido para nada y que todo lo recibido, ha sido devuelto. En ese momento, no lo pensé demasiado. Fue un simple ‘que no me despierten porque soy feliz aquí’. Esa pregunta me dejó marcado pero yo no lo sabia…

¿Qué pensar…? No me gustaría no haber vivido nada de esto. Y me ha gustado vivirlo, tantas experiencias, tantas aventuras y tantos sueños cumplidos. Salir del bache, ponerse en lo peor y llegar a disfrutar de lo que necesitaba. Conseguir risas que no imaginaba, conseguir sonreír ante las adversidades y luchar por una simple alegría.

Pero… No cierro la puerta. No digo de que no estaría mal. ¿Y si me hubiera despertado? A veces, quiero hacerlo. Quiero levantarme y estar en un punto de tranquilidad, en el que no existe nada de lo vivido, de lo que he estado haciendo o he conseguido. Y lo peor de todo es que pienso que se podría vivir hasta mejor. El problema es que se pueden borrar momentos pero no se puede borrar la vida. Pero lo intentas, luchas por hacerlo, desaparecer y no consigues nada. Vuelves. Y quieres más. Para seguir retrocediendo, borrar, irse y volver a por más.

Hemos nacido así. Masoquistas por naturaleza. ¿Hay solución? No, amigo. Hay parches, momentos para sanar la mente pero por un tiempo limitado. Es así. Preferimos el dolor a la tranquilidad, así nos sentimos vivos, así vivimos en armonía. Y quiere el señor que siempre hemos respetado que no corramos, que andemos por la vida. Que si hoy no podemos, pues no pasa nada, calma y lo intentamos mañana. Y si no se puede mañana, nosotros no nos desesperamos, volveremos al siguiente. Y es verdad, día a día, nos formamos para el siguiente, ¿aprendemos? No, captamos y, al día siguiente, olvidamos pero lo intentamos. Un día escuché que el que hace una cosa una vez es por error, el que la hace dos veces es por diversión y el que la hace tres es por tradición. Nunca cambiaremos, ¿es lo que me intento decir a mi mismo? Ya no conozco el idioma que habla mi mente.

No es tan difícil. Sólo que no es el momento, no es la situación, no es la persona y no es la condición. Ya que… Es el mismo perro pero con varias cadenas.

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