Hay un momento que ocurre cada día en el que dejo todo aquello que estoy haciendo para poder respirar profundamente. Aguantar todo el aire para poder respirar y ahogarme en un pensamiento nulo, algo que no consigo entender dentro de mí. Pero está ahí, bloqueando todo, no dejándome continuar. Y ese segundo de pausa, ese maldito segundo de pausa es el que me destruye el momento. Acciones que abandono como si hubiera olvidado qué estaba haciendo, como un robot continuando a la siguiente acción.
Basura
A las tantas me declaro.
Porque a estas horas no me permiten correr por el único espacio que me puede pertenecer en esta vida, me dedico a mirar de lado a lado. Ya no se me ocurre qué hacer, gritar no está escuchado ni desde las plateas más acústicas. Ya solo me queda intentar ordenar lo poco que me queda. Como siempre, nunca se espera que diga las cosas claras, será porque soy un misterio o porque nunca he sido abierto ni siquiera en el campo. Las pocas veces que lo han vivido pocas personas ha sido para ellos un sueño y para mi un desperdicio a fondo descubierto.
El parque cierra al anochecer.
Dicen que hay cosas que no se pueden controlar, por eso de que ni somos magos ni hemos creado magia. Solo podemos inventar ilusiones a través de lo que no somos capaces de entender en un segundo determinado. Algo que nos impide ver el destello de luz es éste mismo… ¿y cómo podremos ver a través? Si lo que nos interesa apreciar siempre estará perdido y encontrado en el mismo instante.
Limbo.
O perdido en un algo que ni sé explicar.
Llevo ya mucho tiempo en un estado apatía perpetua. Ni lo bueno ni lo malo alegra. Ni para uno ni para otros. Es algo que jamás experimenté durante tanto tiempo, que en una línea temporal de mi mente no tiene cabida. Supongo que los reinados siempre acaban, ya sea por muerte o jubilación. Muchos años en el trono, alguien tenía que bajar de la cúspide.
Estados alterados que nos ofenden, no por insulto, sino por quedarse tanto tiempo en el sofá. Si al menos limpiara algo del alma, no sería tan estorbo. Las raíces hacen fuerte al árbol más leve, cuasi hercúleo. Pero los niños viven de los sueños y no hay más que no llegue por el tiempo. No hay menos que llegue por altura.
Canciones [7 de 7]: Círculo completo.
Ya está. No queda nada… No queda absolutamente nada dentro de mi. Me queman las yemas de los dedos, no me da para escribir durante mucho más tiempo. La vista empieza a fallarme por A, por B o por C. Tantas horas aquí han sido mortales más que sanadoras. Ha llegado la hora de decir ‘se acabó’. Creo que he llegado a fustigarme todo lo posible, todo lo necesario para que ahora continúe y vuelva al hogar. Descansar y mañana será otro día. Pero sé que esto volverá a ocurrir. Mañana volverá a ser lunes y comenzará de nuevo este círculo vicioso. Este círculo del que no salgo, cual caballo cegado y atado a ese poste que sólo me permite girar y girar. El reloj siempre vuelve al mismo sitio al final del día. Los motores vuelven a apagarse. Los escenarios se desmontan. El mentiroso deja de mentir. El guardabosques vuelve a casa ya que no hay alto riesgo de incendio. Las farolas del pueblo vuelven a desconectar para recargar energía gracias a sus paneles solares. Y uno vuelve a despertarse con la alarma del día con las fuerzas recuperadas de un ligero descanso entre sábanas. Comienza otra vez el círculo. Porque no hay día que no escuche el verbo ‘volver’, ‘reintentar’ o ‘seguir’. No me molestan, los agradezco. Pero ¿por qué por donde quiere el mundo? ¿Por qué obligáis a las almas libres a que sigan entre formas redondas a andar sin sentido? ¿Por qué queréis que sigamos pastando en un camino ya desgastado por nuestro paso donde no hay nada del que alimentarse? ¿Por qué hago estas preguntas que no obtendrán respuesta? Porque sé que no volverán a ser las mismas una vez leídas de nuevo. Otro sentido acabará teniendo. Otro nuevo camino ha sido elegido. Y otro nuevo momento será vivido. Ya no hay vuelta atrás. Todo ha llegado a su fin. Porque el futuro es ahora y ahora es presente. Ya no hay separación de tiempos. Ahora todo se ha unificado para ser una línea continua infinita. Ahora eres parte del círculo completo. No hay escapatoria. No hay salida. No hay ‘hacerse el muerto’ para ‘escapar del oso’.
Canciones [6 de 7]: La calle de los árboles alegres.
photo: ame.
Dicen que las mentes más locas se confirman cuando más calladas están, ya que no les hará falta hablar para saber que han perdido cualquier pauta de estabilidad. Dicen o digo. Hay brillos en los ojos que pasan completamente desapercibidos hasta que llega la ocasión más tenue, preparados para brillar por la intermitencia de cualquier luz. Sabes que viene algo espontáneo cuando está a punto de estallar. Sabes o sé. Comentan las voces que hay personas que se graban a si mismo hablando sin parar durante casi dos horas para luego volver a escucharse una y otra vez para psicoanalizarse a sí mismo. Comentan o confirmo.
Canciones [5 de 7]: Siempre.
3 de la mañana, otra vez estoy aquí. Os observo cómo os vais a la cama, vigilo que no dejéis las puertas abiertas. Recojo y ahuyento todo lo que pueda acercarse a vosotros, protección contra invisibles. Porque como un justiciero nocturno, os miro atentamente de los sitios más altos, con más visión y con más nocturnidad. Respiro el aire fresco, casi mortal; como café para mi cuerpo.
Otra vez se ha dejado la luz del patio encendida.
Canciones [4 de 7]: Cómo se vuela.
A veces, lo más básico es lo más difícil. Te dicen que te levantes, pero no tienes fuerzas en los pies para mantenerte, no hay suficiente presión en los brazos que levante todo tu cuerpo. Dicen que hay que seguir adelante aún habiendo tres direcciones más. Hay que luchar cuando uno lo que de verdad necesita es descansar. Hay que hidratarse porque es beneficioso pero el elemento base y fundamental para esto no es el mejor en su función. Hay que labrarse un futuro porque el presente ya ha malgastado un pasado irrecuperable. Tenemos que ducharnos para estar en paz con nuestro cuerpo y nos recomiendan no hacerlo mucho porque es malo para nuestra piel.
No nos ponemos de acuerdo.
Canciones [3 de 7]: Muéstrate.
Las estrellas puede caer y meterte en problemas.
Todo permanece en ese lienzo al que llamamos cielo. Por no decir uno mismo. Ahí está todo: aquel recuerdo, aquel sentimiento, aquella actitud, aquel pensamiento, aquel detalle que te caracteriza. Se mantiene en lo alto como un mapa para seguir, para buscar el tesoro que somos cada uno de nosotros. No se puede cambiar tan fácilmente, pero se puede. El mundo puede verlo si quiere, si se acerca. Se puede investigar a dónde llega/lleva/rema.
Canciones [2 de 7]: ¿Hay alguien ahí afuera?
Otra vez más estoy huyendo de mi reposo. Otra vez ha pasado. Otra vez. Y parece ya cotidiano, parece ya familiar; que no sorprende, pero cansa. De vuelta a lo mismo, no hay comprensión en lo dicho, no hay respuesta recíproca, no hay vida más allá de mi mente. Por mucho que quiero comunicarme, resopla el viento en habitaciones cerradas. A pesar de gritar a los dos vientos, vuelve a repetirse el mismo caso.