Conversaciones profundas de bocas mudas y miradas completas

No he vuelto aquí para contar algo diferente, sino renovado. Sigo buscando entre las estrellas porque me he olvidado de tener los pies en la tierra. Ahora estoy en un punto central buscando una imagen enfocada, con detalle. Ya aprendí que vivir en automático ayuda a la estabilidad, pero no a la perpetuidad.

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Perdido en un encuentro.

Ni siquiera la musa se aparece para darle vida a esto. Aburre al escritor y al momento. Ya ha perdido la fuerza o que la fuerza nunca estuvo. Casos posibles de la imposibilidad completa. Con voz grave seguiremos, para dar tono de seriedad. O para parecer que queremos ser escuchados. Se perdió el mundo, porque no estaba firme en el firmamento.

Alma que sabe, no es precisa. No actualiza su criterio, permanece en la lluvia. Algo brilla y quiere saber el qué, aunque no lo pueda ver en con sus ojos, ya que pertenece a ellos. El espejo contará la verdad o, al menos, contará contigo. No fallará porque la física no lo permite. Por mucho que sea destruido, siempre habrá una parte que refleje el sentido que se busca.

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Limbo.

O perdido en un algo que ni sé explicar.

Llevo ya mucho tiempo en un estado apatía perpetua. Ni lo bueno ni lo malo alegra. Ni para uno ni para otros. Es algo que jamás experimenté durante tanto tiempo, que en una línea temporal de mi mente no tiene cabida. Supongo que los reinados siempre acaban, ya sea por muerte o jubilación. Muchos años en el trono, alguien tenía que bajar de la cúspide.

Estados alterados que nos ofenden, no por insulto, sino por quedarse tanto tiempo en el sofá. Si al menos limpiara algo del alma, no sería tan estorbo. Las raíces hacen fuerte al árbol más leve, cuasi hercúleo. Pero los niños viven de los sueños y no hay más que no llegue por el tiempo. No hay menos que llegue por altura.

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Luna llena permanentemente transitada.

He puesto la música y no quiere sonar. ¿Eso es, de verdad, lo que tiene que pasar?

Siempre está iluminada la Luna. Siempre. Iluminada. No hay momento en el que no lo esté, aunque nosotros no lo veamos por la circunstancia.

La cabeza nunca para. Esos magníficos impulsos eléctricos estratégicamente formulados. Puede que por eso siempre tengamos la cabeza caliente.

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Piensa.

Se cree que la salvación sólo la consigue el que reza, y yo estoy perdiendo la cabeza.

Dicen que al sabio le sobra paciencia, pero sólo se ve cuando brilla por su ausencia.

Quieren contarnos que hay vida en el mundo, y sólo hay agua en la que me hundo.

Demuestran que el silencio es vano… Qué estúpido es el ser humano.

Tenemos un don para comunicarnos y se utiliza una y otra vez para rechazarnos.

Buscaba al zorro que siempre estaba lejos, porque el lobo estaba ocupado con los conejos.

Intentaba escalar montañas para sumergir pirámides, quería fuerza, no lo olvides.

Me quitan la palabra “poder”, porque ya empieza a amanecer.

Me quitan mi fuerza para querer hacer algo, pueden que sepan que ya no valgo.

No tenía prisa pero me dieron ruedas para correr, alcancé y sólo pude volver.

No había tiempo, espacio o momento, era ya sabido que me querían ver muerto.

Es fuerte la palabra, pero más fuerte querían que me callaran.

Quiero el remedio de la maldición; vale, que si, pero no me merezco la perdición

¿Puedo pedir un poquito de perdón? No se por qué pero es lo que puedo hacer desde la habitación.

Y cada noche… cada maldita noche… me acordaba de ti… te lo juro… te imaginaba aquí.

Y lo peor… LO PEOR… es que ya no podía conseguir nada… y lo esperaba.

No puedo pensar que es fácil olvidar, sé que no lo es, que no lo quiero obviar.

Pero supongo que el tiempo es fácil de dejar andar… y no me gusta dejarlo estar…

¿Me lo merezco? Quizás… Pero merezco tantas cosas… pero no todas son hermosas.

Sueño lento, busco rápido, quiero estar lejos en este momento, quiero estar a tu lado.

Pero el preso es callado, no tengo derecho, lo que quería ya había sido preguntado.

Que este libro no haya acabado.

Dicen que suspiramos por rellenar nuestro vacío.

“Y fue en ese momento, en el que decidí descansar. Busqué el sitio más cercano y me apoyé en la espalda, me crucé de brazos y suspiré. Miré al suelo porque ya el cuello dolía. Ladeé mi sonrisa, típica de hacer caso y pensar en otro mundo. Pero sabía que no podría estar así para siempre; aún las paredes no absorben, aún no se puede auto-petrificarse, por muy cercano que se pueda estar. Pero respiré, levanté cabeza y miré a mi alrededor. Ya jugué suficiente de perfil y alfil, el torreón quería ir de frente.”

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Lo que tú eres para mi.

Un día cualquiera, me entregaron un libro. En su portada, se encontraban letras que describían exactamente lo que hacer con él. Cuando levanté la vista, le dijeron que no debía de hacer caso a lo que decía, que hiciera lo que quiera y sin prisas. Al abrir el libro, estaba vacío. Era como si quisieran que eligiera con la razón o el corazón. Sabía que la razón quería algo impoluto pero el corazón sería destino de dolor. Y si el corazón era la razón por la que seguir adelante, la razón no daría nada.

Y lo hice todo y, a la vez, nada.

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