Dicen que suspiramos por rellenar nuestro vacío.

“Y fue en ese momento, en el que decidí descansar. Busqué el sitio más cercano y me apoyé en la espalda, me crucé de brazos y suspiré. Miré al suelo porque ya el cuello dolía. Ladeé mi sonrisa, típica de hacer caso y pensar en otro mundo. Pero sabía que no podría estar así para siempre; aún las paredes no absorben, aún no se puede auto-petrificarse, por muy cercano que se pueda estar. Pero respiré, levanté cabeza y miré a mi alrededor. Ya jugué suficiente de perfil y alfil, el torreón quería ir de frente.”

¡Qué maldita manía esa de buscar tu nombre en un diccionario! Si sabes que no va a estar… tantos conceptos en un sólo libro. ¡Qué maravilla! Claro que puedes abrirlo, observar, conocer, aumentar tus conocimientos, aprender de lo que antes ya ha sido aprendido, intentar buscar conceptos e, incluso, crear nuevos e introducirlos. Total, nadie se va a dar cuenta de cómo tu letra a mano se confunde con la letra de ordenador en la que está impresa. Puede que lo hagas hasta bien, puede que la gente te crea y sienta que, esas palabras escritas a lápiz, sean lo suficientemente real, cierto e irreconocible, a tal punto, a tal grado de eficacia, que no llegue a reconocer que sobra, que el libro ‘aprendió’ de ti.

Casualidad es que, si entrecerramos los ojos, podemos llegar a confundir un diccionario con una persona.

¡Cállate! Es como si no he dicho nada, me he confundido, creo que estaba un poco ‘en la parra’. ¿Algunas veces habéis logrado pensar por qué todas las palabras que escribo se repiten una y otra vez? Por mucho que quiera escribir historias ajenas, siempre absorbo ese dolor y lo transformo mio. ¿Cuántas veces me han dicho que no quería acariciar mi mente porque no iba a ser con un objeto con algún grado de suavidad? Lo prefiero. Sé que la vida no es fácil, soy el primero en decíroslo siempre… Por eso quiero ser primera persona que reciba toda clase de lanzamientos al espacio. Sólo quiero ayudar porque, en lo mio, estoy parado. Aburrido y desolado. No tengo nada que hacer por mi pero lo puedo hacer por vosotros. Porque, desde siempre, me habéis importado más vosotros que yo mismo. Porque yo estoy bien guiado, cuidado y observado.

Y lo diferente que empezaba el texto, luego cambió de rumbo, en mitad de una explicación cambia de tema y menudo dolor de cabeza comienza a surgir.

6 y 38 de la mañana, sueño no llega en habitación ajena; vivo pensando y en algún lugar tú me estás amando.

Deja un comentario