Han vallado mi lugar de libertad, ese al que huyo cuando busco un sitio tranquilo o espeluznante. Ya no brilla de la misma forma mientras es de noche, quizás de día se note otro diferente aire. Puedo adivinar que lo han hecho por seguridad, pero ya está destrozado y las señas de advertencia vuelan por el suelo, perdidas entre polvo y piedra. Lo hicieron con prisa, porque la seguridad es de poca importancia. Ni siquiera lo acabaron. Puede que esto sea un acto vandálico de rebeldía contra aquellos que nos quieren poner barreras a lo que queremos decir. Puede que sea un simple poste tirado en el suelo porque no pusieron suficientes tornillos. Siempre yo buscando lo perdido.
El famoso texto de 40 páginas
Materialista por distracción.
Me he enterado de que esto es un estilo y no una vocación. Pensaba que era un don y sólo es otro pez en un acuario. Se ve la profundidad, pero no el límite. Cristal puro, nadie sale, todo el mundo aplaude. Supongo que no podía ser especial por un tiempo tan grande como una vida o como un invierno eterno en los congeladores. No podía durar más. Y me alegro de que el mundo haga de automático por la vida.
Elizabeth. [Parte 1 de a saber cuantos]
Es curioso como los humanos nos centramos en una cosa y perdemos el sentido completo de la misma. Queremos finalizar cuanto antes y tener todo el tiempo del mundo… sin problemas, sin complicaciones y conseguir la libertad ansiada por todos. Nos dan la clave y queremos escribir toda la melodía sin ni siquiera pensar en los tiempos. Nos enseñan el camino, pero ni siquiera el lector digital del reproductor puede hacer zona una mínima pista.
Pero seguimos con los ojos vendados, hacia delante. Si pararnos a pensar. Maldito Booker… Siempre con prisas, siempre con tu maldita frase repetitiva; tu trabajo definitivo, tu paso final para el principio de tu vida (otra vez). Pero no lo llegamos a pensar bien… sabemos que no hay mal en nuestras acciones; que queremos demostrar que no hay algo que nos tumbe, que podemos con todo y con todos… y no nos damos cuenta de que, indirectamente, estamos haciendo más daño que ayuda.