Un estudio dice que, en cada segundo, caen 100 rayos a los largo de todo el mundo. ¿Te imaginas si viviéramos en un mundo así, concentrado? Que en cada segundo escucháramos 100 crujidos estelares, recordándonos que seguimos vivos y no por nuestro capricho. Puede sonar aterrador, pero nuestra especie podría sobrevivir, se acostumbraría. Y si dejaran de sonar, la gente se volvería demente, sería como si un dios omnipotente se ha cabreado con ellos, que no quiere saber más de la existencia de todos nosotros. Para la mayoría pensarían así. Sería triste no poder ver el cielo completamente, siempre iluminado por este martirio, sin poder contemplar ninguna constelación, ninguna estrella. Sería casi como un martirio. Dolería. Y mucho. Y eso si contáramos que empezamos desde como estamos ahora… ¿Y si nunca hubiéramos conocido el cielo? Es algo que no se puede ni imaginar, sobre todo los que lo llegamos a apreciar.
¿Y si este mundo fuera el nuestro? Un símil como la tormenta puede ser las personas hablando a nuestro alrededor. Y que tú seas el cielo que nos cubre. No me deja verte, no me deja soñarte, no me deja que recorra tu cuerpo celestial como mi imaginación terrestre. Sería algo casi dañino para mi persona. ¿Y si deseara poseerte? ¿Y si deseara tenerte para mi? No podría… Sigue estando ese dios que se apropia de ti, con su gracia y su omnisciencia, en el que él posee tus cadenas. Pero, espera, aquí no se acaba tu dolor. Tu dolor son las cadenas que te atan a no ser libre, no perteneces a nadie, no eres de nadie, sólo tú tienes la llave para salir a jugar y a divertirte. Pero lo único que creas son cadenas que te aprisionan más. No aceptas ayudas, no las necesitas. No quieres consejos, es tu forma de vida. Eres el cielo, nadie te puede negar eso. Sólo te pido que nunca pierdas la esperanza. Si es lo que necesitas, allá donde sea, siempre habrá un soñador como yo, capaz de crearte las más bellas sonrisas o las más tristes palabras, mientras que pueda hacerlo perdido en un cuerpo al que es sideral cuando llegas a pensar en mi. Desaparece. Crea. Vive. No te pido mucho. Sonríe y no mires atrás, es hora de dejar que la Luna se vaya, que tiene que descansar, que ya no quiere brillar más por hoy. Deja que salga el Sol, aquel que quiere que no llueva más. Aquel que quiere verte brillar.