Frío y calor. Dos cosas tan distintas pero inseparables. Queremos compartir cualquier felicidad y cualquier dolor pero a bajo precio. Y esto no es viable de ninguna forma. Las preguntas que me atacan, que me intentan poner en mi sitio no me hacen nada de lo que pretenden. No me duelen, no me hieren. Por mucho que lo intenten. A veces, me pregunto si hago algo bueno o algo malo. Y si, hago de lo uno y de lo otro. No soy perfecto, nadie es perfecto. Soy humano, debo errar, es mi naturaleza. Pero llevo todo bien y no dejo nada atrás. Me gustaría hablar, dar mi opinión más sincera pero me escondo, huyo de la verdad, ¿para qué? ¿Por qué? Para no causar estragos, para no dañar más a las personas.
Ayer hablé con varias personas, una que me conoce bastante y otra que ya me va conociendo. Lo importante era la persona que me conocía. Yo, hablando con esa persona, me sentía frío y caliente. Pude hablar, sin tapujos, sin mentiras, sin evasiones de ningún tipo. Me sentí caliente, confortable. Por fin pude sacar todo lo de adentro. Pero el frío de lo que me contaba era real y yo lo sabia, sabia que era así Pero pude descansar esa noche.
Muchos de vosotros, amigos, parejas y hasta personas mayores que yo me habéis pedido consejo. ¿Os lo he dado? Por supuesto que sí, nunca me he negado. A las parejas, ¿os he dado consejos? Si, individualmente y también juntos. ¿por qué? Porque para dar un buen consejo, hace falta saber las dos caras de la moneda. Esto es así. Y yo nunca hago juicios de valor sobre alguien que no conozco pero sé que hablando con esa persona puedo saber más de ella, de entender su punto de vista. Y así ha sido. He ayudado a varias parejas. He ayudado a muchas personas individualmente. Y siempre con el conocimiento en la mano, en la mente y en el corazón.
Es más fácil que atacar a un desconocido. Es más fácil que gritar a una persona que no conoces. Es más fácil pedir explicaciones que pedir disculpas que no te pertenecen. Sé que ayer esa persona vio algo de luz, que sabia algo más. Y puedo asegurar que me comprendió porque no hablé. Y vaya a donde vaya, sabe que me tiene, que tengo confianza sobre esa persona.
Juicios ajenos de valores son la lacra de esta sociedad. No hagáis peor esta sociedad. Hacedla mejor, conocer y amar. Disfrutad del conocimiento dualista.