El palacio de Sanssouci se hace pequeño si la espera es en silencio. Silencio de tren que asoma como el frio de la mañana en una ciudad industrializada.
Conversaciones profundas de bocas mudas y miradas completas
No he vuelto aquí para contar algo diferente, sino renovado. Sigo buscando entre las estrellas porque me he olvidado de tener los pies en la tierra. Ahora estoy en un punto central buscando una imagen enfocada, con detalle. Ya aprendí que vivir en automático ayuda a la estabilidad, pero no a la perpetuidad.
Todas las estrellas que observan aquello que ya no puedo ver
Hay un momento que ocurre cada día en el que dejo todo aquello que estoy haciendo para poder respirar profundamente. Aguantar todo el aire para poder respirar y ahogarme en un pensamiento nulo, algo que no consigo entender dentro de mí. Pero está ahí, bloqueando todo, no dejándome continuar. Y ese segundo de pausa, ese maldito segundo de pausa es el que me destruye el momento. Acciones que abandono como si hubiera olvidado qué estaba haciendo, como un robot continuando a la siguiente acción.
El juego
Todo lleva manual de instrucciones. Aunque sea lo más tonto en este mundo, aunque sea lo más simple que se haya creado. Siempre llevará un pequeño papel con una serie de pasos que te indicará qué debes hacer, hacia dónde debes girar y cómo debes de hacerlo para prosperar. Pero… ¿todo?
El frío de Noviembre
Supongo que la lluvia me apaga. Será el único interruptor que funciona últimamente. Pero su función es inversa. Tampoco me preguntes, no soy electricista. Tiene ese momento que piensas de no estar allí, de no estar esperando la llamada, de no estar parado dentro del coche… Esperando… Perdiendo el tiempo.
A las tantas me declaro.
Porque a estas horas no me permiten correr por el único espacio que me puede pertenecer en esta vida, me dedico a mirar de lado a lado. Ya no se me ocurre qué hacer, gritar no está escuchado ni desde las plateas más acústicas. Ya solo me queda intentar ordenar lo poco que me queda. Como siempre, nunca se espera que diga las cosas claras, será porque soy un misterio o porque nunca he sido abierto ni siquiera en el campo. Las pocas veces que lo han vivido pocas personas ha sido para ellos un sueño y para mi un desperdicio a fondo descubierto.
El parque cierra al anochecer.
Dicen que hay cosas que no se pueden controlar, por eso de que ni somos magos ni hemos creado magia. Solo podemos inventar ilusiones a través de lo que no somos capaces de entender en un segundo determinado. Algo que nos impide ver el destello de luz es éste mismo… ¿y cómo podremos ver a través? Si lo que nos interesa apreciar siempre estará perdido y encontrado en el mismo instante.
Intercambio de visiones.
Estoy harto de esta vida de falsas esperanzas. ¿Crees que conseguirás algo? ¿Crees que fallarás lo que te propones? Todo falso. Ya está decidido. A mí no me engañarán más. Estoy harto que digan que si lucho, conseguiré algo que ya está escrito. Que no porque luche más o porque quiera menos, pasará la parte más positiva o la más negativa, está todo omitido.
Tus acciones no son voluntarias, son indirectas que le das a la historia para que creas que tú controlas todo. Aquí no hay ni camello, ni león ni niño. El libro te ha atrapado y no podrás tener más imaginación que la de debajo del agua de la ducha. Esto es el fin. Es como un negocio ya vendido, en el que no puedes decidir normas ni derechos. Las fantasías seguirán siendo fantasías y la vida seguirá siendo un juego. Un juego que juega con nosotros cada día, a cada instante.
Perdido en un encuentro.
Ni siquiera la musa se aparece para darle vida a esto. Aburre al escritor y al momento. Ya ha perdido la fuerza o que la fuerza nunca estuvo. Casos posibles de la imposibilidad completa. Con voz grave seguiremos, para dar tono de seriedad. O para parecer que queremos ser escuchados. Se perdió el mundo, porque no estaba firme en el firmamento.
Alma que sabe, no es precisa. No actualiza su criterio, permanece en la lluvia. Algo brilla y quiere saber el qué, aunque no lo pueda ver en con sus ojos, ya que pertenece a ellos. El espejo contará la verdad o, al menos, contará contigo. No fallará porque la física no lo permite. Por mucho que sea destruido, siempre habrá una parte que refleje el sentido que se busca.