…llorar por alguien que perdí sin poder hacer nada. Por querer de nuevo una figura en mi vida y no poder soportar la ausencia de algo que nunca me esperaba que fuera tan fuerte. Llorar por las almas que se van sin despedirse, impotencia antes las acciones, ante todo lo que pueda hacer… Es algo que se me va de las manos, es algo que no puedo hacer mejorar. Es algo al que no consigo domar.
Y sólo me quedan amigos. Esos amigos que no son sólo eso. Son los que me ayudan y me aprecian de verdad. No buscan escusas para destacar, no confían en las sombras para llorar. Gracias a esos amigos que están ahí siempre. A muchos ya les he perdido perdón por todo lo del fin de semana. Fue algo efímero y reactivo, no fue sólo por encontrarme solo un sábado por la noche, fueron más motivos ajenos a mi. Está todo arreglado, sigo jovial y feliz de teneros a todos vosotros. A las viejas amistades, a las nuevas amistades y a las recientes amistades. Gracias. Lloro por vosotros, porque no me merezco tanto…