“Se encontraba el hombre colgando de sus brazos en forma de cruz, por un lado tiraban de él unas cadenas rojas, por el otro lado, tiraban unas azules. Las cadenas elevaban al hombre en suspensión total, escuchando cómo los huesos del hombre sonaban de la fuerza que ejercían; y los lamentos y quejidos por producir fuerza para que liberasen tensión eran lo que llenaba aquella sala fría y sin aire. El hombre tenía momentos de respiro, podía descansar pero las cadenas no se desprendían. Las cadenas estaban desde tanto tiempo que llegaron a fundirse en el cuerpo del pobre mártir. A veces, miraba a las cadenas. Cuando se dirigía a las rojas, sabía perfectamente lo que eran pero nunca mantenía la mirada, las veía y miraba al frente, con la mirada fija, sin perder la conciencia. Pero cuando miraba a las azules, las extrañaba, se fijaba en cualquier ínfimo detalle, como si del conocimiento que les podría dar se basara su existencia, sonreía incluso. Puede que las cadenas fueran el cielo y el infierno, tirando por su alma. Puede que fueran sus sueños y sus miedos apoderándose de lo que les pertenece a cada uno. Puede que él mismo haya querido ponerse ahí para saber su aguante. Es algo extraño verlo desde aquí abajo… y pensar desde aquí arriba.”
Dos de la mañana, el calor se apodera de mí. Intento soñar, navegar despierto por mis propias mentiras a las que llamo texto, son imaginaciones me digo una y otra vez. Son mis propias creaciones. Tengo momentos que mi mente ve una cosa y dibuja otra. Si fuera dibujante, podría crear grandes cuadros, con una grado elevado en detalles. Pero no fui bendecido con ese don. Mi don, por llamarlo de alguna forma fue saber expresarme con palabras, palabras que fluyen cual rio busca su fin en el mar. Mi poder de observación, aún siendo utilizado en mi imaginación, es bastante influyente en mis pensamientos o incluso en mi corazón. No pierdo pista alguna, quiero apoderarme de todo lo que pueda. Pero no quiero ser dueño del conocimiento máximo. Quiero algo ligero, lo suficiente para poder manejar todo y, quizás, tener una pizca de información extra, algo que me haga distinto de los que quieren ser iguales a todos. Lucho por escribir algo con razón pero luego sólo dejo volar mi imaginación. Tengo que aprovechar estos momentos ya que, depende de mi situación, este poder se concentra en mejorar otros aspectos no visibles para todos y, mientras esté así, quiero aprovecharlo. Mis metas desaparecen, quería escribir otras cosas en estos meses, pero mi poder ha querido expresarse de mil formas antes que de una sola. Es mi palabra. Quiere andar por todas las casillas y no por la de salida.
“Y allí estaba el hombre, forzando a las cadenas a tirar de él. Quería saber hasta dónde podían tirar o hasta dónde podría llegar él…”