[se oye descolgar un teléfono]
¿Hola? ¡Oh! ¿De verdad funciona esto? No creía que fuera… Da igual… Hola, ¿qué tal? Me alegra de que estés bien, siempre es bueno escuchar tu voz. ¿Y tu familia? ¿Todos bien? Si, es espléndido escuchar eso. ¿Cómo vas, estás estudiando o trabajando? Bueno, todo poco a poco, mientras que tú puedas hacerlo y puedas permitírtelo, adelante. Si, yo tampoco pensaría en hacer esto pero… cuando te dan la oportunidad, quieres aprovecharla, no sabe nadie que pasará. No, tranquila, yo estoy bien, como siempre. Buscando oportunidades, arreglando cosas, luchando por lo que quiero e intentando sacar provecho de mis aficiones. Todo normal. ¿Yo? Ya sabes, muy tonto con esas cosas. Me lo tomo todo en serio, lucho por una cosa y me reservo hasta que no vea más luz. *risas* Si, siempre tan tonto. Pero, ¿qué puedo hacer? Soy así. Tú y yo sabemos que nunca cambiaré, por eso soy como soy, si no lo fuera, ¿qué sería de mi? No, no, si lo sé y lo intenté como propósito de Año Nuevo pero… fue golpe a golpe, como si quisieran entrar y poco a poco ese deseo, con tantas fuerzas y esperanzas que tenía en él, fue desapareciendo y diciendo que ya no sería lo suficientemente fuerte como para seguir, aunque las tuviera, el objetivo que iba buscando no llegaba. Simplemente, no llegaba. Ya sé que no es difícil, pero cuando tu vida siempre ha sido así, no te apetece que sea de otra forma. Lo gracioso es que, cuando desapareció toda esperanza y cuando más feliz estaba, aparecían estas cosas que buscaba y yo rechazaba cuál tonto, guardándome cualquier daño colateral que pudiera causar o causarme. *risas* Si, tienes razón. Tonto de mi, es normal, querida, siempre he querido ser diferente a cualquier tipo de persona que ya se conoce, de todo aquel que ya se duda de por si porque muchos han dado mala fama a nuestra forma de ser. Siempre he querido ser algo especial, tú lo sabes perfectamente. Dejo marca y quiero hacerlo porque me gusta ser lo que soy. Pero dejemos el tema a un lado, no tengo más ganas de hablar sobre eso. Es gracioso. Hoy he soñado contigo. Si, mi padre te recogía y yo iba detrás con mi madre en el coche. Siempre te quiso de una forma especial, a pesar de no ser su hija. Te llevaba delante y estaba feliz de verte. Yo iba detrás, sonriendo por verte otra vez. De momento, te toqué el hombro e incliné mi cabeza hacia delante. Tú te apoyaste en la mía. El coche se detuvo y llegamos al destino. Nos bajamos y nos dispersamos todos. Fue bonito ver otra vez tu sonrisa correr hacia la mía. Son de esas cosas que no gustan perderse. Allí estábamos abrazados y sonriendo, riendo y gritando, hablando de miles de cosas, de nuestros gustos y pasiones compartidas. No podíamos parar. Era todo muy especial. Caía el atardecer y yo me tumbé en tus piernas. Desde allí podía ver el cielo cómo poco a poco iba oscureciendo. Pero qué más da… tú estabas allí, mirándome, acariciándome el pelo y sin perder tu sonrisa, no perdías mis detalles. Y yo me perdí en mi propio sueño. Me desperté como siempre. *risas* ¡Qué fácil es hablarte y hablarte y no poder callar! Tampoco puedo pedir más. No estás para contestar. Sólo eres un teléfono desconectado de la pared en la que puedo imaginar tu voz. *sigh* Cuídate, ¿vale? Adiós.