Hoy me he vuelto a enamorar…

…de una muerte sideral. Mirando al cielo vi como a miles de millones de años luz, se apagaba una pequeña estrella. Estrella esperanzadora, pequeña pero brillaba como la que más, luchadora y sin ganas de perder la esperanza pero su historia quiso que desapareciera, que se apagara, que no dijera de quedarse, que se fue por la puerta de atrás sin despedirse, no se lo permitieron. Y no se puede hacer nada, no somos dueños de su destino ni tampoco de su vida. No podemos pedir que las cosas sean inmortales, perpetuas. Hay que vivir y dejar morir.

…de una fuerza esperanzadora. Algo que piensas que todo tu esfuerzo es débil comparado con ella. Que la vida no es hasta los límites que has llegado, si no que hay más, que hay que luchar, extender nuestras propias capacidades. De no dejar nada atrás, arrastrar toda experiencia y seguir aumentando todo nuestro equilibrio, crear nuevos límites o hasta olvidarlos; buscar, continuar y seguir cubriendo esos tristes caminos en los que no se veían nada esperanzadores. Pero… al ver esta fuerza, ese equilibro interior que posee, da para mucho continuar. Quiero ser como esa fuerza o mejor, incluso.

..de una sonrisa provocada por mi. De esas que nos miramos a los ojos, estando a pocos metros o a miles de kilómetros, no podemos evitar sonreír y apartar nuestras miradas. Porque la fuerza de su sonrisa hace que me llene por dentro, que los ojos observadores que no se pierden al mirarme, saben por donde me gusta caminar, sea ya por la noche oscura que alumbra una Luna llena inmensa o por una mañana soleada lluviosa por cualquier calle. Porque quiero sonreír a su lado, sea cual sea el precio, aunque no pueda hacer nada hasta que llegue el momento.