“Y dejando atrás un pasado irrecuperable, nos hacemos daño para darnos de vida. La satisfacción de vida es un problema para nosotros y para los que nos rodean. Recuerdo cuando todos éramos pequeños y felices… Pero era inevitable que no creciéramos y cada uno fuera por su lado y que tuviéramos todos los mismos ideales. Nos une la sangre pero no la fuerza. Yo, que creo que soy el único que lo sabe, me siento fatal por la persona a la que le dedico este texto. Su vida no creo que haya sido fácil para él, pero tampoco él le ha dado motivos a la vida para que ella lo apoye. Es normal que cosas que nos perjudiquen sean ilegales, pero todavía hay muchas cosas legales a las que todavía no hay persona a la que se priven de ellas. Y aunque las prohibieran, sería un error, ya que después de tantos años y abusos serian problemas que acumularían a cada propia persona. Una cosa que ha hecho daño tanto tiempo no puede desaparecer sin más, ya que las personas harían lo posible para conseguirlo que, hasta lo que mi mente sabe, matarían por ello. Es triste, pero es cierto. Pero ¿él tiene la culpa? No lo excluyo de ella y menos le quito importancia, porque si ha visto eso de pequeño ya tiene un ejemplo a seguir, malo, pero un ejemplo. Después, otro ejemplo más lejano son las personas no relacionadas con él pero que rodean su vida. ¿Por qué tiene que ser la sociedad tan mala y tan vil como destrozarle la vida a una persona sólo para ser aceptado por ella? Yo nunca he tenido que hacer nada de eso y si lo hiciera, preferiría estar solo o muerto, porque nunca me rebajaría a un nivel tan bajo y tan hipócrita para la persona propia. Espero sea responsable, tampoco puedo pedir más, y si pudiera ayudarle, lo haría pero… ese objetivo está más lejos de mi alcance de lo que parece…”